Como casi todos los chicos, comenzó a jugar en las calles del barrio, con amigos. Hasta que tuvo su gran oportunidad a los 14 años cuando llegó a Peñarol. En el Bohemio permaneció durante algún tiempo cuando decidió partir a Buenos Aires, de la mano de su hermano.
«Fue en 2021. Iba por una prueba de 10 días y me quedé seis meses en el Club Ciudad de Bolívar. Ahí maduré mucho, era un club muy lindo», contó Gabriel Fernández en diálogo con La Excusa Deportiva.
El chico dijo que esa fue una experiencia muy buena en su vida. «Aprendí bastante cosas como futbolista y personas. Me enseñó muchas cosas, como vivir lejos de mi familia. No es nada fácilm, me costó mucho hasta que un día me quise venir, pero mi hermano me dijo que no, que siguiera, que me hiciera más fuerte. Él fue el pilar para poder seguir en ese momento, porque ya no tenía ganás. Jugué varios partidos, metí un gol», manifestó.
Volante por derecha, es fanático de River y tiene de ídolo a Enzo Pérez. «Voy todos a todos los partidos cuando el equipo viene a San Juan, trato de no perderme ninguno», contó.
En 2022 regresó a Peñarol. «Sentí que no era momento de seguir y decidí cambiar el aire. Así llegué a Defensores de Los Andes. Fue un buen año, siempre peleamos pero no tuvimos suerte», añadió.
Fernández se define como un buen compañero, «siempre tratando de ayudar al equipo desde donde me toque. Me gusta llevarme bien con todos. Y siempre silencioso y trabajando para el grupo», confesó.
El mediocampista tiene dos sueños para lo que resta de su carrera en el deporte: tener la oportunidad de compartir equipo con sus hermanos en algún momento y llegar a disputar al menos un partido en Primera División.